Las hermanas Mirabal

          El pasado viernes 25 de noviembre se celebró el día internacional de la violencia contra la mujer. Algo que, en sí mismo, es un noble fin y una vergüenza que todavía exista la necesidad de reivindicar algo así. La violencia contra las mujeres, simplemente, no debe existir. Ni contra el resto de seres humanos que no son mujeres, tampoco. Sin embargo, y puesto que es un día internacional, quise echar un vistazo a la situación en todo el mundo para ver que esperanzas nos cabe tener al respecto y consultar algunos datos. 

          Lógicamente, y dadas las fechas y los acontecimientos deportivos, lo primero que hice fue darme un paseo virtual por Qatar. Un país en el que la represión y la violencia contra las mujeres sí, allí sí, se ejerce por el simple hecho de ser mujer. Pero esa, a pesar de lo que nos quieren hacer ver, no es la situación en todos los lugares donde existe violencia contra una mujer. Donde un salvaje, borracho, machista, despechado o de mente criminal acaba matando a su mujer, su cuñada o a la vecina del quinto o a una joven a la que no conoce. En 2020 en España 119 mujeres fueron asesinadas, no siempre en el entorno familiar ni entre ciudadanos españoles, y 179 hombres también fueron asesinados por diferentes causas. El problema es evidente: cada muerte es una tragedia que impacta a otras muchas personas.

          También quise saber el por qué de la elección del día 25 de noviembre de entre los 365 que hay cada año. Y aquí aparecen las hermanas Mirabal, naturales de uno de los países más bonitos del mundo: República Dominicana. Las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal fueron brutalmente asesinadas por orden del dictador Leonidas Trujillo —que en el infierno esté— por razones políticas, no por ser mujeres que también lo eran. Los hechos ocurrieron el 25 de noviembre de 1960. Y por los mismos motivos que ellas fueron asesinados algunos familiares y maridos, que eran hombres. 

          La novela «La fiesta del chivo» de Vargas Llosa, una obra maestra, narra los acontecimientos en aquel país hasta que la disidencia acabó asesinando también al infame dictador Trujillo. Una época en la que el machismo era la norma, como en España y en muchos países, y unas mujeres y sus maridos se rebelaron y pagaron con sus vidas. Esa es la verdadera historia referente al 25 de noviembre, que dicho sea de paso, poco tiene que ver con lo que en algunos sitios se celebra o se quiere celebrar desde la manipulación ideológica.

          Pensaba esto, porque esta semana nos hemos gastado todos los españoles un millón de euros de los impuestos en un burdo intento de atacar a un periodista usando el feminismo como escusa. Un acto de violencia institucional, mentecato, mal montado y desmontado a la media hora por el atacado con pruebas irrefutables. Y, seguramente, cobrado por alguna amiga con una reciente agencia de publicidad abierta al abrigo del sectarismo más rancio y fatuo. No tiene desperdicio: 

 

4 opiniones en “Las hermanas Mirabal”

  1. Una Tía de la familia conoció a las las tres hermanas porque ellas estudiaron en el colegio que regentaba el convento de monjas del cual, ella, era miembro. Siempre que cuenta la historia de esas chicas llora, porque habían escondido a una de ellas en el colegio pero al final la chica se fue y la detuvieron y ya más nunca se supo de ella y las hermanas.

    Otro más de los crueles hechos cometidos por los dictadores del mundo. Sobretodo los Latinoamericanos y lo Caribeños que se dedicaron a detener gente, encarcelarles, vejarles, torturarles, matarlas o desaparecerles y aquí no pasó nada. Muy triste, ciertamente, pero es algo que debe quedar en la historia de todos los pueblos para que las futuras generaciones lo tengan presente y no se olvide de esos hechos.

  2. Para mí, lo triste es tener que celebrar un día Internacional por éste y otros motivos similares.
    Desde muy joven y después de haber participado en el ’73 en la preparación del Concilio Internacional de Jóvenes e Taizé, nunca he dejado de preguntarme… ¿Cuándo dejará el hombre de ser víctima del hombre?
    A día de hoy… medio siglo después… no he encontrado respuesta a esa pregunta.
    En la sociedad de hoy, que se dice civilizada… el progreso de las naciones en avances tecnológicos, científicos y filósoficos… han sido considerables, muy considerables e importantes, tal vez, en medio siglo se haya avanzado más que, en los últimos cinco siglos… cuándo llegó la llamada Civilización al Nuevo Mundo. Puede que allí hubiera pueblos salvajes, pero estoy convencido que muchos tenían una cultura, un civismo y una humanidad basados en el respeto al compañero, y sobre todo el respeto a la Naturaleza, al mundo del reino animal, al mundo físico de los bosques, a las montañas y a los ríos. Todo su entorno era un «Mundo Sagrado»
    Hoy día, me gustaría muchísimo más…
    (por bien que esté en casa, en mi ciudad y en mi habitat, con las comodidades y posibilidades que me aporta ese progreso tan artificial)
    … vivir trotando a lomos de un caballo por las praderas y montañas de La Pampa o La Patagonia, de los Llanos de Venezuela o Colombia, o en Mexico, y resto de Norteamérica hasta el Yukón. igualmente que en llanuras y estepas de China, Mongolia y Siberia.
    Creo en lo Valiosa y Sagrada que sería la Vida, en esa Otra Civilización.
    No digo, que existiera más paz, entre los diferentes pueblos… pero sí, respecto entre sus semejantes.
    El progreso de la segunda mitad del siglo pasado y lo que llevamos de este… creo que ha llevado consigo un salvajismo brutal de tales dimensiones, cómo nunca antes había ocurrido con tanta asiduidad y tanta escabrosidad.
    Sigo preguntándome, lo mismo ¿Cuando dejará el hombre de ser victima del hombre?
    Creo que la respuesta sólo la encontraré… cuando ya me halle en otra dimensión.

    (Nota: la generación de «Nuevos Ofendiditos» ruego que me perdone si no entiende, o no quiete entender que cuando hablo de hombre, hablo de ser humano en general. 🙏🙏)

    1. Gracias, Juan por tu sincera reflexión y tu oportuno comentario. Yo estoy muy en la misma línea de pensamiento. El verano pasado me fui a una isla muy lejana (de Madrid), a descansar, pensar y leer. Y una de las lecturas que más me aportó fue «Homo Sapiens» del escritor Yuval Noah. De hecho, aún estoy con su trilogía que compré en tapa blanda y que incluye los títulos: «Homo Deus» y «21 lecciones para el S XXI». Esto es lo que, en mi opinión, se debería leer y enseñar a partir de la educación secundaria.
      Un abrazo, colega.

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