¿Qué le ha pasado al cine?

          Al cine lo que le ha pasado es lo mismo que a la literatura, que es víctima de los nuevos tiempos y tendencias. Es una opinión personal, pero creo que se parece mucho a la realidad. En el caso del cine, ademas, con un agravante: una pareja con dos hijos (4 entradas), que guste de tomar un refresco y unas palomitas tiene un problema de 60-70 euros. No hace falta hacer más cálculos. Para un SMI supone el 5% de lo que cobra al mes, y en algunos casos, el truño es de tal calibre que dan ganas de salir de la sala antes del famoso The End.

          Hubo un tiempo en el que un servidor tenía agotada la cartelera, y esperaba con ansia que pasara la semana para ver los nuevos estrenos. Hablo de finales de los años 80, la década de los 90 y primeros 2000. Me refiero a películas como «Salvar al soldado Ryan», «La lista de Schindler», «El paciente inglés», «La vida es bella», o las infantiles como «Toy story» o «Harry Potter», incluso fantásticas como «Parque jurásico»… La lista es interminable. Recuerdo los centros comerciales hasta la bandera, y tengo fresca en la memoria la imagen de las salas completamente llenas.

          Hoy, muchos de aquellos espacios han cerrado o desaparecido. En su lugar hay un «chino» de 500 metros cuadrados, o una tienda de muebles escandinavos con animo de torturar a sus clientes no ingenieros para montar una puta mesa en el porche. También se han adecuado algunos locales. Aquellos donde antes se vendían golosinas, o había un billar y unas campanas de cristal con unas grúas enjauladas de las que por unos euros sacabas un peluche si tenías habilidad. Hoy hay locales para swingers. Esos sitios donde gente de moral flexible va con sus parejas a follar y ponerse cuernos gozando de la depravación moral.

          Yo creo que la falta de buenas obras artísticas hace que la gente se despeñe por la ladera de lo fácil. Lo vemos en la sociedad en general, porque lo vemos en la política, en los supuestos líderes y en la falta de rumbo de una sociedad que se descompone. Estos nuevos capataces se creen que han descubierto el Nirvana. Que la vida va de eso: de mierda moral, de putas, de drogas, de robar, de arrastrar el honor, de sacarse la chorra y mearse en la gente. Pero nada de eso es nuevo. Solo con leer a Santiago Posteguillo, entre otros muchos autores, se dará usted cuenta de que ya estaba inventado.

          Pensaba esto, porque yo creo, cada vez con mayor convicción, que las sociedades, así como las comunidades y las civilizaciones, también enferman. Se pudren tal como el cáncer carcome las células de la persona. La sociedad, como el enfermo, al principio lo niega, luego lo lamenta, después se medica y, desafortunadamente, en muchos casos descubre tarde que no tiene arreglo. Europa no entiende el mundo en el que vive, como Roma no fue capaz de asumir la llegada de Odoacro.

          

           

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