Sin Constitución

          Sin Constitución solo existen las tiranías y las sociedades cuyo poder no emana del pueblo, sino del tirano o de mafias interpuestas por otros poderes. Desde la Revolución francesa de 1789, se inició una tradición constitucionalista europea que llega hasta nuestros días, y cuya consigna es la libertad y la igualdad. Los franceses añadieron también la fraternidad para formar la tríada. En España hemos tenido, desde entonces, 6 Constituciones incluida la actual de 1978. Sin embargo, como estamos viendo en los últimos tiempos, la Constitución lejos de ser una garantía, puede ser atacada desde dentro. Desde los propios poderes del Estado.

          Las recientes sentencias del Tribunal Constitucional acerca de la inconstitucionalidad de los estados de alarma han tenido efecto político cero. El art. 116 de la CE es claro: el plazo máximo será de 15 días con aprobación del Congreso. Sin embargo, actuar contra la Constitución no ha provocado dimisiones, ni disolución de Las Cortes, ni elecciones, ni nada. Con un desprecio absoluto del ejecutivo y el Parlamento por el poder judicial y la norma suprema: La Constitución Española. Una deriva muy peligrosa que señala un camino por el que una vez se empieza a caminar no se sabe dónde puede acabar.

          El gobierno actual abre la vía a que, pongamos un ejemplo, dentro de unos años otro gobierno quiera hacer lo mismo y usando el mismo art. 116 de la Constitución, con mayoría en el Parlamento, declare el estado de sitio. Lo haga de manera indefinida, sin límites territoriales y con la garantía de las Fuerzas Armadas en las calles. Ustedes dirán que no se puede hacer. ¿Por qué no? Sería exactamente el mismo modus operandi que ha usado el gobierno actual. Lo declararían inconstitucional, y ese supuesto gobierno se echaría unas risas como ha hecho el actual, y el poder judicial callaría, como calla el actual. Y listo, un autogolpe de Estado, suavecito y con la garantía del Parlamento. Más o menos, como la situación actual.    

          Decían desde el Partido Nacional Socialista Alemán –más conocido por su acrónimo como partido NAZI–, que cuanto más poder tienes más infalible se supone que eres. Esa fue una, de entre cientos, de las quimeras y majaderías de aquellos socialistas que provocaron el Holocausto del s. XX. Acompañados, por otro lado, de todo lo sangriento y criminal llevado a cabo por sus enemigos de coyuntura: la Rusia comunista. Paradojas de la vida, hoy tenemos un gobierno compuesto por socialistas y comunistas. Además, como es obvio, de todos aquellos que se declaran enemigos de la unidad de España, y que solo tienen como objetivo deteriorar el país y sus instituciones.

          Si no defendemos la Constitución Española y las instituciones de nuestro país, la perderemos. Ya perdimos 5 anteriormente. Y lo que es peor, quizá acabemos en uno de esos modelos presidencialistas, supuestas democracias a la polaca o a lo bielorruso. Y entonces sí, entonces echaremos de menos aquellos principios de la Revolución francesa: la libertad y la igualdad. Y de la fraternidad ya para qué contar. Que mañana tengan un feliz día de la Constitución española. Por si sus hijos no pueden decir lo mismo dentro de unos años. 

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