El ocaso de los soles

          El ocaso de los soles quizá nos pase desapercibido. Son tantas las noticias cada semana que nos hemos inmunizado contra toda novedad. Si mañana lunes nos cuentan en la caja tonta que hay dinosaurios en la luna lo normalizaremos enseguida. Después de los anuncios, de hecho, cuatro tontolabas que ayer nos daban lecciones técnicas sobre los apagones nos darán clases magistrales sobre los dinos selenitas. La capacidad actual de tragar con lo que nos echen nos ha convertido en carne vacunada para cualquier cosa. Sin aspavientos, así lluevan ranas con pelo.

          El español medio ya no zapea, solo acude a la jaula donde los suyos le suministran el pienso necesario para alimentar el sesgo de confirmación. Quizá usted no se ha enterado de las últimas novedades caribeñas. En este caso, porque los medios están mirando para otro lado, a saber por orden de quién. Por ejemplo, no se está dando cobertura al hecho de que la armada USA, incluyendo submarinos nucleares y cruceros lanza misiles, ha cruzado el Canal de Panamá. A bordo más de 4.000 tropas de marinaría y asalto ¿Adónde van? Pues parece que a dar una vuelta por las playas venezolanas. Tampoco se comenta que Francia también ha acudido para reforzar la zona y sus intereses en las islas Guadalupe.

          Los norteamericanos han puesto en el punto de mira al cártel de los soles. Una organización narcoterrorista liderada por el gorila que gobierna Venezuela. Se llama de ese modo, en referencia a los soles que llevan en el uniforme los generales de ese país. USA no reconoce la presidencia de Maduro tras el bochornoso robo electoral perpetrado por esa mafia, y apoyado por personajes tan infames como Rodríguez Zapatero o el tal Monedero. Aún hoy, a este lado del Atlantico, hay más gente de la que usted puede pensar que se alinea con esa banda de criminales y la defiende. Yo, personalmente, no creo que sea ya una cuestión de ideología, sino más bien, de insensatez mezclada con pura maldad.

          El escenario ideal sería que los propios venezolanos, incluyendo una rebelión interna del ejército, liquidaran a la mafia. Pero, para ello, hace falta que sientan no la facilidad de enriquecimiento a base de crímenes y robo de libertades sino la presión internacional, incluso armada, capaz de derrocar al villano. Algunos españoles tienen una cierta responsabilidad en esos crímenes. Esto no se debería olvidar por mucho que ahora anden liquidando sus mansiones en Aravaca o escondidos en ratoneras. A esos que bailaban en el escenario con el diablo y sus compinches hay que ponerlos también en manos de la Corte Penal Internacional. 

           

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