Por estas fechas todos los años menudean las compras de alimentos como el brócoli, las lechugas de tallos verdes y amargos, y diferentes ramajes que la gente consume como si se convirtieran en seres herbívoros por devoción. La intención, al parecer, es no mostrar en la playa unas lorzas que se han estado cebando durante todo el año con mimo y paciencia. Yo hace años que me he resignado al hecho de vivir en un mundo que está hecho al revés.
Estoy convencido de que en otros mundos, quizá a no muchas galaxias del nuestro, el cordero y el cochinillo asado adelgazan y bajan las cifras de colesterol malo. Si además se les hace la cama previamente con un litro de cerveza fría y luego se riega con un bueno vino, entonces también se reduce el riesgo de infarto o de acumular grasa en el hígado. Y también doy por hecho que unos buñuelos con nata para terminar, o una copa de helados variados bajan los niveles de azúcar y evitan la diabetes.
Pensaba esto porque estoy convencido de que no nos hemos podido fabricar a conciencia un mundo a la medida de lo malo, de lo que no nos gusta. Y que para mayor padecimiento todo lo bueno y rico de consumir se convierta en una espada de Damocles, o nos mancille la imagen con el estigma del sobrepeso y las miradas reprobatorias de los adictos al brócoli. Esos seres escasos que caminan por la orilla reclamando una mirada que nadie les presta, con cara de estreñidos o de amas de llaves del castillo de los horrores.
Estoy casi seguro de que en ese otro mundo, el sitio bueno y al que no hemos ido a parar por nuestra mala cabeza, mientras menos se trabaja más dinero se gana, porque doblar el lomo le gusta a poca gente. Los que se esfuerzan y se dejan media vida currando acaban pobres y sin amigos por no dedicarles tiempo, y terminan viviendo de la beneficencia. Si además reúnen los vicios propios de los herbívoros es probable que no lleguen a la esperanza de vida por alguna complicación sanitaria.
En ese mundo donde el brócoli está prohibido, y sus plantaciones se han sustituido por la marihuana gratis, el jamón de bellota está más barato que la cebolla, y las fuentes de las plazas tienen dos grifos: uno de agua para los patos y otro de manzanilla fresquita para el humano. Yo estoy seguro de que alguien nos hizo el mundo un día que se sintió mala persona, y en un acto de locura nos mandó de una patada a esta huerta de padecimientos, donde si no eres adicto al brócoli lo llevas crudo.
Querido hermano, mucha razón en tus palabras. Ese mundo al que te refieres, igual se llama paraíso, y nos esta esperando una vez pasemos con más pena que gloria por este infierno llamado Tierra, donde todo lo bueno que se puede echar a la boca, o engorda o a larga te provoca enfermedades….y donde la mayoría se parte el lomo trabajado para después envejecer con más miseria que riqueza.
De vez en cuando hay opciones en el paraíso terrenal.
…joer Miguel Angel tus palabras me han dado hambre, como soy jubilado y la soldada no da pa más me voy a abrir una lata de mejillones en escabeche para acompañar a las patatas fritas Matutano ……y un botellín …es lo que hay 🤷🏻♂️
Mientras el botellín esté helado todo bien, estimado amigo.
El relato, D. Miguel Ángel, podría definirse como Lavangelio de ese otro mundo. Mapunto. Porque lo que es este, con sus muchos intentos de dictadura social, con el del brócoli como ejemplo que pones, no es de gusto.
Salve al ibérico, a la manzanilla de Sanlúcar de Barrameda, al cochinillo y al cordero, al tinto de raza, a la manteca colorá y el lomo en manteca, los chicharronces, torreznos, Cruzcampo helada, el pescaíto frito, gazpacho, salmorejo, ajoblanco, mazamorra, arroces en todas sus variantes con todos sus condumios, al pollo frito, a la chova y el moronegro, lanfostinos de Sanlúcar y gamba blanca de Huelva, al mojo picón con sus papas arrugás, al cazalla y la palomita, al Blue Label y el ron viejo, al tequila de raza… Lista interminable, como la Historia.
Recuerda: todo lo que nos gusta es ilegal, inmoral o engorda.
Un fortísimo abrazo
Voy a hacer la lista de la compra, estimado amigo. Otro abrazo de vuelta.
Que cierto Miguel Ángel, esta etapa es la que nos ha tocado vivir
……
Por nuestra mala cabeza.
Que razón tienes , el mundo está hecho al revés. Pero aún así a mi me encanta , y si tengo kilos demás pues los tengo aunque no me gusten , los niveles bioquímicos procuro controlarlos. Que rico está todo y que mal sabemos usarlo . Por la cuestión está en saber dosificar los manjares . Un abrazo y viva el buen chantar
No queda más remedio, querido.
Repite a menudo un buen amigo que se crío en Zarauz pero que vive en Extremadura cuando tenemos oportunidad de tomarnos unas cervezas heladas y unas lascas de jamón del bueno eso de que»para vivir así…..mejor no morirse nunca….» y le doy toda la razón….a pesar de no conocer el sabor del brócoli…..
Abrazos
Pues si no lo ha probada ya, mejor pasa 🙂
Miguel Ángel!, prueba el brócoli en espaguetis.
Cuece la pasta, guisa el brócoli y pásalo por la sartén con ajo y guindillas, sálalo.
Sírvelo con salsa de nata y roquefort del bueno
Voila! Te encantará
😋
No tiene mala pinta, habrá que probar.