En el mundo artístico y literario el éxito misterioso es una constante difícil de explicar. Al menos, en la música, el cine y la literatura se produce con una frecuencia que casi es una regla no escrita. Incluso para autores o escritores de fama mundial es un fenómeno que viven en algún momento. Hay carreras que comienzan de forma anodina y sin que el público se fije en la obra y, un día, sin explicación aparente, se produce lo que en mi tierra se conoce como un pelotazo. También es cierto, que para la mayoría ese día no llega nunca o les llega después de muertos.
Me fijaba en la pasada feria del libro de Sevilla en las obras que compartían mesa y expositor con mi novela durante la firma de ejemplares. La mayoría eran novedades de autores muy conocidos, muchos de ellos bestsellers de los que llenan las librerías de El Corte Inglés o FNAC por no citar a nadie en concreto. Escritores, en todo caso, de los que juegan en las ligas mayores con editoriales de primer nivel y amplia distribución y promoción.
De algunos de ellos he leído sus obras más conocidas o, por así decirlo, la obra por la que el público en general los conoce. Recuerdo un par de casos allí presentes, junto a mi desconocida novela, que presentaban su lanzamiento o lo acababan de publicar en el último mes. Autores que vendieron cientos de miles de ejemplares de obras anteriores y se tradujeron a un buen puñado de idiomas. Aciertos de los que se escribieron ríos de tinta en medios especializados.
No pude menos que interesarme por la suerte de sus novedades, allí presentes al alcance de mi mano y de la de los lectores que visitaban la caseta de la librería Entrelíneas. Sus propietarios y mis anfitriones en ese evento, me contaban que no se vendían apenas aquellos libros, que prácticamente nadie, en definitiva, preguntaba por esos nuevos títulos a pesar del peso del nombre del autor en letra grande en la portada de diseño. Un misterio. Imagino lo que debe significar para alguien que toca una vez la gloria, verse de repente en el rincón de los no vendidos.
Nadie sabe a ciencia cierta por qué se produce el éxito misterioso, qué concatenación de hechos, casualidades, rebotes o manos de duendes se confabulan para que se produzca. Nada es para siempre; dice el conocido refrán que no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo aguante. Pero también es cierto, que lo normal es que el éxito y la fama en las artes se evapore con rapidez y, además, se vuelva reticente a llamar a la misma puerta por segunda vez.
Hola Miguel Ángel, al leer tu artículo… mi sesera me ha transportado a la clásica estampa del niño que, estando junto a su madre delante de un escaparate haciendo patitas, le repite refunfuñando y lloriqueando, le compre el patinete que está expuesto.
Como hijo consentido y mimado en demasía, su madre entra en la tienda y se lo compra. Ciertamente un capricho del nene, al que le iba la vida poseer el juguete sí o sí. Sale contento de la tienda ya montado en su patín…
A la semana, no más, de haberlo adquirido… el patinete se está llenando de polvo en un rincón escondido del desván…
Siempre se desea lo que no se tiene. Cuando ya se posee…
ocurre un misterio cuántico, algo inexplicable e incomprensible para mí, de momento.
El misterioso éxito para mí, puede que deje de ser misterioso, el día que comprenda ese comportamiento tan humanoide.
Un abrazo, Miguel Ángel
Gracias, Juan: espero que cuando des con el misterio lo compartas, ya no tanto para usarlo como para comprenderlo.
Un abrazo.
Cuanta razón llevas Miguel Ángel y me has hecho recordar una de mis clases, allá en los tiempos en que estudiaba relaciones públicas en las organizaciones. Nos decían que para muchas organizaciones lograr el éxito en sus servicios o productos era un camino fácil, lo difícil era mantener ese éxito a lo largo de los años y ser ese pelotazo que mencionas.
Será que tal vez el trabajo del escritor, además de crear una buena historia, está en hacerse perdurable o necesario para sus lectores a través de una presencia persistente ante éstos, que lo lleve a dejar de ser el pelotazo de un único éxito de ventas, para volverse un escritor de culto entre los lectores que le sigan, compren y esperen con ansias la publicación de sus siguientes obras.
He tenido la oportunidad de rendir culto a algunos escritores a lo largo de mi vida y pienso que en mis primeros años lo hacía porque me gustaba mucho sus obras, luego porque era la moda dentro de los círculos en que me movía y hoy día me doy cuenta que me vuelvo más cercana al escritor debido a su familiaridad en redes sociales. Sigo a algunos escritores famosos por redes sociales, pero me muevo más a leer a aquellos que me agradecen un comentario, a aquellos que me piden una opinión como lectora para la sinopsis de su próximo libro o simplemente se hacen más humanos en las redes sociales.
Y volviendo a mi clase de organizacional recuerdo claramente la importancia de la comunicación en ambas vías entre todos los públicos(internos y externos), para lograr mantener el éxito en el tiempo. Pienso que muchos escritores que logran un éxito de espuma con un libro y creen que por ello tienen el mundo a sus pies, equivocan su premisa y por ello dejan de tener el éxito de sus primeras ventas. Si observas un poco aquellos que siguen manteniendo ese contacto con su público son los que realmente venden todo lo que publican. Mi punto aquí es que para mantenerse como escritor de éxito hay que seguir la comunicación muy de cerca con tus lectores y seguidores.
Gracias, Argüelles: mantener el contacto emocional, no digamos ya el físico o personal, con el público es crítico. No es fácil, pero es el camino adecuado para obtener un retorno continuado. Gracias mil, por cada palabra que nunca son muchas.
Un saludo
El misterio del éxito es impredecible como la vida misma. Es posible que conservar o mantener el éxito resulte más difícil que superar el fracaso. Los que han estado rodeados del éxito, no les resulta fácil superar el fracaso. En qué lado crees o quisieras estar? Va un abrazo Cafetero…
Hola, Cecilia: estar estoy en el lado de los desconocidos que se inician en una aventura como las letras. Me gustaría, para que decir otra cosa, tener éxito aun siendo consciente del precio del olvido posterior.
Un abrazo, y voy a por ese café.