La forma de contar historias a lo largo de los siglos, desde que el Homo sapiens tiene capacidad para comunicarse, ha ido cambiando. Desde las pinturas rupestres hasta hoy nuestra especie se ha caracterizado, entre otras cosas, por la necesidad de dejar testimonio de su paso por la vida en este planeta y la habilidad para hacerlo. Es un recurso ultima ratio para alcanzar una inmortalidad que el ser humano sabe inalcanzable.
Una de las formas tradicionales de contar historias ha sido, y sigue siendo, la forma oral. El escritor Juan Goytisolo quedó atrapado en el tiempo en la plaza de Jemaa El Fna en Marrakech, donde semanalmente se dan cita gentes de todos los pueblos de alrededor para asuntos de mercaderías. Una plaza junto a la mezquita Koutoubia llena de historias que eran narradas por adivinos, curanderos, encantadores de serpientes o artesanos. Poetas callejeros, músicos bereberes, comerciantes y bailarines gnawis convertían cada noche la palabra en la herramienta para transmitir la cultura local.
No cabe duda de que la forma de contar historias vivió una revolución en 1440, cuando un tal Johannes Gutenberg tuvo la genial ocurrencia de inventar la imprenta. Gracias a ello se popularizaron los libros durante los siguientes cinco siglos, hasta llegar a niveles como los actuales, inimaginables por entonces. Libros llenos de todo tipo de historias reales o ficticias, que proyectan una visión del mundo particularizada y a menudo errante en busca de destinatario. Hoy, la tecnología digital absorbe no solo el canal de transmisión de historias en gran medida, sino que, además, ofrece una variedad de productos alternativos de proporciones mareantes.
Esta semana, uno de esos contactos que llamamos «amigos» en una conocida red social me preguntó que si la novela –La novia del papa se desnuda– la había escrito yo, porque le gustaría leerla. Le dije que sí y que estaba disponible en Amazon por poco más de 3 euros en versión digital. Pero su respuesta fue que no sabía que tenía que pagar por leerla. Ortega y Gasset en su ensayo –Ideas sobre la novela– escribió en 1925: «Creo que el género de la novela, si no está irremediablemente agotado, se halla, de cierto, en su período último y padece una tal penuria de temas posibles, que el escritor necesita compensarla con una exquisita calidad… »
Acaba de terminar la Feria del Libro de Madrid, que ha sido un evento maravilloso del mundo de las letras para los lectores; escritores; editoriales; prensa y libreros, en definitiva, para toda la industria. Y donde cualquier persona ha tenido a su alcance miles y miles de historias contadas y escritas. Todos los escritores tenemos la obligación moral, por así decirlo, de intentar ser muy inventivos en nuestros relatos o seguir el consejo de Ortega y, si es posible, las dos cosas.
Muy buen artículo, Miguel Ángel. Para un novel como yo muy instructivo. Digo novel, en el más estricto sentido de «intentar nacer en ese mundo más profesional de la publicación editorial» porque veterano en la vocación y en el placer de escribir. Sin embargo, ya que, no es lo mismo escribir historias para uno mismo que si lo haces pensando en el amigo lector, siempre es mejor no dejar de aprender, seguir aprendiendo para mejorar el estilo, la forma más amena de contar historias pensando en ese público objetivo al que intentas dirigirte. Y tú artículo Miguel Ángel, ha cumplido ese objetivo, tan buscado y deseado por mí… intruirme y aprender más y mejor todo lo que sea necesario para mejorar y avanzar en esa vocación a la que deseo dedicarme como un buen profesional, un buen escritor. Que sepa contar historias más amenas y entretenidas para enamorat, como dice Roger, al editor y luego, por consiguiente, al lector.
Sólo me queda decirte, ¡¡Gracias!! Un fuerte abrazo. 🤗
Gracias a ti, Juan. Seguro que habrá logros, ya sabes como va esta labor de artesanos. Despacio, buena letra hecha artesanalmente, y mucho amor y cariño por lo que se hace. Un abrazo.
Mejores consejos de los que me das, es imposible. Muchas gracias por todo, que no es poco. Como puedes ver, tus indicaciones me sirvieron para entrar en tu Blog. Ahí te estaré siguiendo, Maestro. Un fuerte abrazo.
Muy bien Miguel Ángel, apoyo totalmente las dos teorías . Un fuerte abrazo
Otro para ti, Jorge. Abrazo.