El libro y su competencia

          Recientemente se publicaron las cifras de ventas de libros en España en 2021, año todavía de pandemia. Y no sé si para sorpresa de las editoriales y distribuidores, los resultados muestran que hubo un incremento significativo respecto del período anterior. Lo primero que se nos podría ocurrir es lanzar las campanas al vuelo y descorchar algún caldo bien rico con el que celebrar tan grata noticia, sin embargo, lo mismo conviene ser prudentes.

          Es posible que más tiempo disponible debido a los confinamientos significara también más paseos curioseando las redes sociales para ver de qué se hablaba, quién había publicado libros o discos, y por supuesto consumir videos de todo tipo en Youtube, Tik Tok, reels de Instagram y demás devora minutos como si no hubiera un mañana. ¡Ay! Si muchos supieran que con las cien horas mensuales que, de media, dedican a estos menesteres procrastinadores podrían solucionarse muchos de sus problemas. Se quedarían pasmados. 

          La pandemia se ha mostrado, además de como una tragedia sanitaria, como un excelente director de innovación. Todos nos hemos tenido que reinventar y, ese detalle, puede que explique en parte el incremento en las ventas de manuales de bricolaje, publicaciones de autoayuda, recetas de cocina, cursos de inglés o chino. etc. Y por supuesto, de todo tipo de historias relacionadas con virus, pandemias, sanidad, enfermedades y cuestiones relacionadas.

          Otra competencia que fue eliminada para la venta de libros fueron los bares, terrazas y restaurantes. De repente, las tardes soleadas, los mediodías con los amigos, las noches de los viernes e incluso jueves, las salidas de los fines de semana… Todo eso, gran fuente de gasto en tiempo y dinero, se vio congelado de la noche a la mañana. Y tras consumir casi toda la oferta de Netflix, HBO y tertulias de sabios, la gente empezó a rebuscar por los rincones algo que aliviase el paso lento y monótono del tiempo.

         Para abrir el corcho de las celebraciones yo esperaría a ver las ventas del 2022 cuando se publiquen el año que viene. En este año en el que, casi vencido el virus, vuelven las Fallas, La Feria, las romerías de los pueblos, las playas a tope y, en definitiva, una normalidad muy parecida a la que teníamos en 2019. Y si se confirma esa tendencia, entonces no solo un buen vino, sino además, una rosa, un libro y una buena compañía con quien compartir la alegría. 

 

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