El tocino y la velocidad, esa dualidad que tantos hemos empleado para decirle a alguien que está mezclando cosas diferentes, confundiendo argumentos o pifiándola sin más. Ahora es algo habitual, se dicen tantas cosas y tan rápidas, y como se quiere llegar antes que nadie a una verdad efímera, de esas que se queman como un fósforo en cuestión de segundos, parece que da lo mismo el tamaño de la cagada.
Esta semana hemos asistido al bochornoso espectáculo que nos ha regalado el centro derecha o la derecha política española. Una parte del espectro político plagado de niñatos, como ya dijera alguien de la casa, y de mentacatos engreídos y pagados de sí mismos con dinero de los contribuyentes. Sí, de esos que como el farsante de presidente que tenemos, también han llegado adonde están por la vía del atajo, el enchufe y el regalito de título o el plagio. Parecen primos hermanos.
Pero lo que me interesa hoy es lo irresponsables e ignorantes que son los medios de comunicación. Llevan toda la semana hablando de espionaje: que si espías para arriba y espías para abajo, que si contrataron espías en una agencia de detectives, que si un detective espiaba y así… Para que ustedes me entiendan es como si dijeran: que si contrataron un sicario en la comisaria de policía, y que si un sicario de la guardia civil fue a ver qué pasaba, pues lo mismo.
Lo alucinante es que es gente que se dedica a la comunicación, que dirige periódicos o que presenta programas en televisión. La pregunta es fácil: ¿Dónde coño estudia periodismo esta gente? No deberíamos permitirnos tener un ejército de irresponsables tratando de contar la realidad, usando mal los nombres, confundiendo los conceptos y quedándose tan anchos.
El espionaje es una actividad ilegal ejercida por cualquier delincuente que se dedique a ello, y que puede combinar con atracar bancos o con lo que mejor le venga. Un detective privado no hace espionaje, hace investigaciones en el marco de la ley y, no menos importante, su licencia depende del ministerio del Interior y de la dirección general de la policía nacional. Pero qué más da, lo mismo el tocino que la velocidad.
Decimocuarta ley de Newton: la relación entre la velocidad y el tocino es directamente proporcional a una carrera de cerdos.
Tal cual
Miguel Ángel:
El minuto de gloria es el minuto de gloria
Un abrazo
Así es.
Acertado tu comentario como siempre
Un abrazo
Gracias, Pepe.