La verdad líquida

          El concepto de liquidez aplicado a fenómenos sociales lo acuñó con enorme acierto el sociólogo Zygmunt Bauman, abriendo una línea de investigación brillante a mi juicio. Quizá algunos desmemoriados ya no recuerden aquella moda reciente de la posverdad, que la R.A.E define ahora como: «Distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales». No crean ustedes que semejantes inventos son fortuitos, ni de lejos. Su evolución perversa más actual se llama Teoría de bulos. Otra maniobra goebbeliana de ingeniería social.

          Para los más militantes y cafeteros la cosa es bien sencilla: bulo es todo lo que les perjudica como grupo, y verdad es cualquier cosa que les beneficie. Parece simple, lo sé. Sin embargo, no se confíen porque la elaboración de la maniobra cuenta con artefactos y municiones que, para más INRI, pagamos entre todos. En mi tiempo se definía de forma menos fina con un: «ademas de puta poner la cama». Hoy, por supuesto, pueden ustedes elegir entre denunciarme por recordar esa frase o preguntarle a Chat GPT qué coño significa INRI.

          Nos inoculan en el gotero informativo, ese que nos ponen en vena sin que seamos muy conscientes, la idea de que casi todo lo chungo es falso. Conspiración, ataques injustificados al puto amo y su cohorte, envidia, maldades enigmáticas y, ademas, nos cuentan que se trata de bulos de una banda de malos sin escrúpulos llegados del peor pasado del fascismo y bla bla bla. El procedimiento le puede parecer, y de hecho lo es, bastante garrulo, pero créame, el martillo pilón diario da sus frutos. La peña acaba tan confundida de sentir como algo negado lo que sus propios ojos ven continuamente que termina pasando de todo y no creyendo en nada. Ese es el triunfo de la maniobra, el objetivo final. La indefensión aprendida.

          Anestesiadas la neuronas del personal a base del supuesto bulomachaque el cerebro queda como una mandíbula embadurnada de novocaína, es decir, insensible al tacto con la realidad. De ese modo, la gente empieza a ver como normal el esperpento, y a considerar como filfa lo que le digan que es bulo. Que existen noticias fake es obvio, y que se cuentan sin miramiento ni vergüenza para atacar desde el poder al oponente también. Un día te despiertas y te sueltan que, ¡Oh, casualidad! Mira tú por donde, precisamente ese juez, es un delincuente porque tiene dos DNI y se compra las casas a pares. Y se quedan tan anchos después de soltar la milonga. 

          La historia del sapiens, nos guste más o menos, se ha construido a base de sometimiento, aniquilación y engaño. Lo del amor, la fraternidad, las lucecitas y los arbolitos está bien para darnos una pátina de compasión y meternos unas copas. Pero no se confunda, usted vive rodeado de piratas y tarados mentales, mucho más que de mortales amorosos y ositos de peluches. ¡Mire! ¡Observe su mundo! Vea por un momento como le engañan, le mangan la pasta los que mandan para vivir como sátrapas y se ríen en su cara. Se lo llevan crudo y luego, al igual que usted y que todos algún día, acaban en la caja de pino o en la incineradora.

          El mundo en este 2025 que ahora comienza, y España no es un planeta de otra galaxia, comienza sometido por una nueva fauna de personajes sin valores éticos ni escrúpulos. El tiempo de las ideologías y la fe en el individuo es el pasado, ahora es la militancia mercenaria la que prevalece. Para este tipo de gente vacía de cualquier creencia el único objetivo es permanecer al precio que sea, su bandera es la nada. En una reciente encuesta leía que casi el 40% de los votantes del partido hoy en el poder perdonarían cualquier cosa, lo que sea, con tal de que no caigan. Y es que ya lo decía Fiodor Dostoievski en boca de uno de los hermanos Karamazov: «Si Dios no existe, entonces todo está permitido». 

5 opiniones en “La verdad líquida”

  1. Ese mecanismo lo aplicamos casi todos : las afirmaciones que nos convienen son verdad; las que no nos gustan ni convienen son «bulos» o mentiras lanzadas por los maliciosos.
    No hace falta nadie especial que nos engañe: nos engañamos por iniciativa propia.
    Por supuesto, esto cobra más fuerza al pensar sobre «el gobierno»: si gobierna el que nos gusta querremos que siga gobernando pase lo que pase; si gobierna el que no nos gusta, todo lo que se comente nos parecerá motivo para solicitar que dimita o que se lo expulse inmediatamente.

  2. La anestesia que mencionas debe ser bien barata….porque nos la están aplicando por arrobas…y todos tan felices…..Y ellos a lo suyo, a mangar y engordar como cochinos….. Tristeza por España.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *