Liderazgo es una de esas palabras machacadas con el mazo de la persistencia. No es la única, al contrario, hay una larga lista de términos que se han convertido en lugares comunes. A bote pronto se me ocurren algunas como coaching, sostenible, resiliencia, la gente, y otras por el estilo. Pero hoy, me gustaría centrarme en el liderazgo. Ese status que se atribuye de forma interesada o por ignorancia a quién tiene el poder dentro de una organización. En el primer caso se trata del típico «lameculismo» vulgar y corriente, y en el segundo es un error de atribución.
Pensaba esto porque el líder es alguien poco visible cuando no necesita hacerse notar, pero es una figura que se agiganta cuando su presencia resulta aconsejable o imprescindible. El líder es exactamente lo contrario de lo que solemos ver en la caja tonta: esos que siempre están presentes dando la chapa cuando a nadie interesan sus cotidianas mamonadas, pero salen corriendo cuando la situación se tuerce y se necesita liderazgo y mando para resolverla. Es fácil reconocerlos en sus diferencias: el líder apechuga y se pone al frente, no escapa a la carrera cuando llueve indignación, ni huye en el maletero de un coche como un vulgar cuatrero después de liarla parda.
Es frecuente confundir poder con liderazgo, pero aunque algunas veces van de la mano, no siempre es así ni mucho menos. El poder se puede conseguir por la fuerza, el liderazgo no; el poder se puede mantener a base de traiciones y pagando mercenarios, el liderazgo no; el poder puede ser detestable y estomagante, el liderazgo no; el poder no necesita que quien lo ejerce posea carisma pero, sin embargo, para el liderazgo es la seña de identidad.
Winston Churchill dijo que todo líder sabe ganarse la confianza y el aprecio de los ciudadanos. Sabe ponerse al frente en los momentos más difíciles y asume, el primero y sin titubeos, la responsabilidad ante la situación. Lo que los españoles solíamos decir aquello de «sacar pecho» ante la adversidad, la amenaza o los peligros. Un ejemplo de liderazgo cinematográfico nos lo brindó William Wallace en la conocida película Braveheart (1995) protagonizada por un enorme Mell Gibson. En un memorable discurso donde el protagonista puso de manifiesto los valores del liderazgo: coraje, valentía, ejemplo y determinación.
Hace unos días, durante una grave crisis, me dio por encender la caja tonta y pude ver las dos caras de la moneda. El liderazgo ante la catástrofe, dando la cara y recibiendo la indignación lógica del pueblo caído en la tragedia. Un liderazgo sin poder para tomar decisiones. Y todos pudimos ver también el poder sin liderazgo, el opuesto a Braveheart. El fantoche con poder comprado detestado e insultado por el pueblo, dando cualquier cosa por salir corriendo y huir del peligro, pidiendo siquiera un caballito de cartón al que poder subirse para salir al galope. Un nadie de la gran Historia de España. Aquí os dejo lo contrario de lo que solemos ver…
Vaya por delante que las consideraciones sobre el liderazgo que haces son, a mi entender, más que acertadas. Largas conversaciones tuvimos, sobre este y otros temas, en nuestra época.
Peeero, siempre tiene que haber un «peeero», te vence tu antizurdismo. Te viene de lejos. 😜
A quien atribuyes la salida por patas, que no pies, le dieron un golpe con barra metálica por la espalda. Hay que estar muy imbuido en su realidad personal para presentarse en aquella ocasión a merced del más que merecido artazgo, malestar e impotencia de la ciudadanía abandonada en una crisis descomunal. Error de cálculo de quien no ha querido o no puede ver la realidad dura y cruda.
Y el «peeero» también va porque has olvidado, no juzgo el motivo, a un tercer protagonista que, a fuer de ser sinceros, declinó y declina una responsabilidad palmaria en la gestión de la crisis. Su escabullida, silenciosa y tramposa, merece el mayor de los desprecios, como el anterior protagonista. Empezó escondiéndose detrás de las espaldas de quien sí demostró liderazgo, junto a su pareja, y terminó desaparecido sin más. Otro ejemplo Ad hoc de quien vive una realidad distinta a la que todos vivimos.
Sin querer hacer daño, es ya larga la lista de universos paralelos que nos han mostrado los unos y los otros. Sin liderazgo auténtico, sino aparentamiento -si eso existe- de palmeros y voceros propios.
Recuerda… Quod natura non dat, Salmantica non præstat
Un abrazo
Pues solo puedo estar más que de acuerdo con lo que comentas,
Un abrazo, querido.
Coincido 100% contigo, Miguel Ángel.Lo del golpe en la espalda con una barra metálica ha sido puesto en duda hasta por la guardia civil (ver uno de tantos links al final del post) ,la imagen repetida hasta la saciedad en todas las televisiones es la de un fotógrafo recibiendo el famoso palazo. No me extraña que se lo lleven en volandas por motivos de seguridad ,porque precisamente querido no es y vaya usted a saber como hubiera terminado el altercado, pero que no se le justifique como si fuera un mártir como daba a entender el teatrero gesto que llevaba en la huida. Es un soberbio y un cobarde, y nunca nunca por más poder que compre será un verdadero y legítimo líder , ni respetado ni mucho menos querido. El tiempo, si nadie reescribe la historia (que no lo descarto) , le pondrá en el lugar que merece, entre los más grandes farsantes y fantoches que ha sufrido este país.
Tal cual, lo del paseíto como dañado y mareadito es de telenovela, pero en fin. Ya vamos a por todas, a calzón quitado.
https://www.lasprovincias.es/sociedad/guardia-civil-encuentra-imagenes-golpe-sanchez-20241106142552-ntrc_amp.html
Hola, hola. Efectivamente el líder suele ser del que menos se habla. Pero el que más moviliza el espíritu del grupo, es decir una sombra que motiva constatemente al grupo por su empatía y su poca o nula necesidad de que su ego le sea importante. Entonces decirme que políticos hoy en día podemos decir que tienen estas característica s
Ninguno, querido, ninguno.
Un abrazo
Hoy, Miguel Ángel, me quedo callado, por dos razones…
La primera, porque estoy de acuerdo con tu exposición.
Y con los comentarios suscitados… pongamos que en un 90%.
La segunda, porque… (los que no nos ponemos ni de costado ante la caja tonta -yo también la llamo así- desde hace muchos años) … decía, porque todos hemos visto lo que nos han enseñado nuestros amigos valencianos desde sus ventanas, desde sus portales, desde sus calles, desde sus pueblos… Y si todos hemos visto esas imágenes en foto o video, cada uno sabrá que pensar. Porque esas imágenes que valen más que millones de palabras… dan para PENSAR MUCHO… además de poder y liderazgo.
También, sobre la historia y uso que se hace de ella; sobre el poder de la naturaleza y la limitación y fragilidad del hombre ante ella; sobre la memoria histórica del pasado que incumbe a blancos y a rojos (ya que estoy, lo digo: todos, unos y otros, eran ángeles y demonios)… también sobre memoria histórica de la sabiduría ancestral de los viejos aldeanos unida a los científicos y sus estudios hidrográficos en el siglo XX… y como no, también, sobre la memoria histórica de cada una de las tragedias similares sucedidas en las últimas decadas… y las correspondientes prevenciones y decisiones tomadas para evitar que se repitiera o vuelva a repetir la historia… o falta en ese caso «Memoria histórica»
Sí, lo sucedido, da para PENSAR MUCHO, MUCHÍSIMO… empezando por preguntarnos, ¿En que país, vivimos? ¿Es este el mundo real? ¿Cómo hemos llegado a esta situación actual en el pais? ¿Por qué?
Bien, Miguel Ángel, 🙏🙏 lo siento, no tengo remedio. Soy así 🤷🤷 que voy a hacer…
te dije…
Hoy, Miguel Ángel, me quedo callado, por dos razones… ¡¡Malo, malo!! después de la ultima coma debí 🤫🤫🤫🤐🤐🤐 un abrazo.
Estimado, amigo: Siempre bienvenidos tus comentarios, ya hay mucha gente que se calla y me lo dice por privado. Quizá son inteligentes, o se encuentran en un momento vital en el que no pueden decir lo que piensan sin temer a ls represalias, porque sí querido amigo, vivimos en un país en el que hasta eso ocurre.
Un abrazo.