Cogidas de la mano

          Quizá nacieron cogidas de la mano, o quizá se cogieron las manos durante los nueve meses que su madre las tuvo en el vientre. Dicen que los gemelos tienen, además de un genoma idéntico, un vínculo más allá de lo corporal o fisiológico. Somos idénticas, debieron pensar muchas veces las dos hermanas preadolescentes, hasta que una de ellas decidió ser diferente. Quiso ser un chico de 12 años y no una chica.

          Cuando yo tenía esa edad no existía eso que hoy llamamos bullying, quizá porque desconocemos la palabra acoso que significa lo mismo. En el colegio sevillano en el que intentaron desasnarme en los años 70 había peleas. Siempre entre chicos. Recuerdo que los chavales hacían un círculo a modo de improvisado ring y los dos contendientes quedaban en el interior, allí se daban unas tortas y algunas patadas mientras el coro gritaba ¡pelea! ¡pelea!, y el asunto quedaba zanjado. Eran duelos a primera lágrima.

          Que yo recuerde no existía el acoso de un grupo a un solo individuo. Y mucho menos a una niña. Es raro, porque aunque por fortuna en mi casa nunca se dio el caso, en aquella época la mujer vivía sometida por el marido y, desgraciadamente, sufriendo maltrato en silencio en algunos casos. Quizá por ese motivo, los niños en el colegio teníamos un código no escrito: al que se le ocurra tocar a una niña se le aplicará un severo correctivo por parte del resto de los compañeros.

          Mucho hemos cambiado, en parte debido al uso inadecuado de la tecnología. Hoy el acoso se produce, en gran medida, en las redes sociales. Algo que muchos padres no valoran bien cuando le compran un smartphone a sus hijos de apenas 10 años, y les dan carta libre para que lo usen. El equivalente a empujar a un cervatillo para que cruce un río en el Serengueti mientras se refrescan los cocodrilos.

         No es fácil imaginar qué clase de vida llevaban dos niñas de 12 años, qué sufrimientos, o qué nivel de acoso y presión en su entorno las llevó a pensar lo impensable. A hablarlo entre ellas, a convencerse la una a la otra de que la solución debía ser definitiva. A escribirlo en un papel, cada una por separado: una carta de despedida. Una porque quería acabar con el dolor, la otra que no quería irse, lo haría por acompañar a su hermana y no dejarla sola. Y así, de la mano como vinieron al mundo, saltaron al vacío las dos con la intención de abandonarlo.   

12 opiniones en “Cogidas de la mano”

  1. Algo ha cambiado, Miguel Ángel. Sin embargo, la discriminación y, por ende, la desigualdad, persisten. Sigue y seguirá siendo, la Jungla de los Hombred, como los he llamado desde cuando hice los estudios de ingeniería…
    Un abracito,

  2. Muy triste y doloroso, pero es la pura realidad, estamos muy lejos de la educación de nuestros hijos.

  3. Nos traes un tema controvertido y de rabiosa actualidad. A todos nos ha revuelto el alma pensar en la terrible decisión de esas niñas y en el tremendo dolor de sus padres. Las redes sociales nos acercan como seres sociales que somos, pero a la vez se convierten en un arma que puede infligir una pena severa, en manos de mentes todavía no formadas.

  4. muy bonito articulo!!!! la verdad…es que vivimos tiempos..
    muy dificiles…..creo que la mente de los Adolescentes..debe de estar en muchas ocasiones,,llena de CONFUSION’…Y LAS » Redes» ..( Seran’ muy utiles….pero tambien dañinas!!!)No ayudan Nada ..,a estas edades!!!!¿ Que hacemos????? Dificil…
    Es angustioso el caso de estas niñas…..pero sobre Todo…
    la maldad en compañeros de su edad…para marginarlas de esta manera….HABIA QUE REFLEXIONAR Mucho y mas’ sobre este punto!!! Colegio, educadores , amigos…..

  5. Como dice nuestra amiga Cecilia, algo ha cambiado, pero la discriminación y la desigualdad persiste… y yo creo que persiste a peor, que también ese «algo ha cambiado» es sí, pero a peor. Y a peor vamos avanzando con el progreso. No es una opinión, es una realidad contrastada, que se puede palpar día a día. Hoy es peor que ayer, y hoy es mejor que mañana. No hace falta usar prismáticos para verlo.
    Personalmente y en mi entorno, tampoco existió la discriminación, ni el acoso.
    Realicé mis estudios primarios en un colegio «Santo Tomás de Aquino» de chicos, que estaba hermanado con otro cercano «Santa Teresa de Jesús» de chicas. Ambos, Director y directora eran matrimonio, el profesorado era el mismo. Antes del 63, celebraban conjuntamente las fiestas patronales, los festejos de fin de curso. Pero aquel año 63, cuando debía empezar el 1° de bachiller, se decidió convertir ambos colegios en mixtos. Fueron los dos primeros de Mallorca, en adoptar ese modelo.
    Recuerdo, lo de las risitas, miradas de reojo… etc. de los primeros días… teníamos 10 años. No sé lo que ocurría en los cursos superiores de 4°- o de bachiller superior 5°y6°. con chicos y chicas de 15 y 16 años, aquel ptimer año.
    Yo recuerdo, que a los pocos días, todas y todos nos habíamos integrado al cambio. Hasta finalizar el bachiler superior… nunca viví ni un sólo problema o inidente de género, como se llama ahora, entre el alymnado, ni dentro, ni fuera del colegio. Puedo, confesar que mi mejor amigo de juventud, fue una chica. y repito «amigo/a» porque así y eso era nuestra relación, de amigos, con sus confianza, con sus confidencias y secretos, con sus gustos, aficiones y sensibilidades parecidas. Mi esposa, a la que conocí con 14 años, supo y sabía hasta hoy de esa amistad… que a pesar del tiempi y el espacio, no se perdió.
    Y te preguntarás, ¿Qué tiene que ver el tema de hoy, de las gemelas, con esa vivencia mía?
    Simplemente, que no cambio los tiempos aquellos, en los que con un balón hecho de periódicos y cuerdecitas, o con unas canicas jugábamos y nos divertíamos, respirando el polvo del suelo que removiamos con los pies o las manos… con los tiempos actuales de «progreso» que los mismos chicos de 10 años de entonces, ahora sentados, en sofá, silla o suelo… juegan con una I.A. en un smartphone… o algunos más mayorcitos, persiguen lo que no deberían…
    Hemos ido a peor y estamos acelerando el paso hacia el caos.
    Nada me extraña, del mundo de hoy. Sobre cualquier tema o cuestión, tienes que pensar… «todo lo contrario a lo que tu razón te indique» todo lo contrario… y la realidad de la calle, te dirá… ¡¡BINGOOOO, ACERTASTEEEE!
    Un abrazo.

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