Literatura y tecnología han ido siempre de la mano desde la invención de la imprenta de Gutenberg a finales del s. XV. Incluso antes de ese descubrimiento que marcó un antes y un después, nuestros antepasados habían fabricado herramientas —léase tecnología— para grabar paredes con relatos pictóricos o escribir papiros capaces de perdurar milenios aun siendo obras únicas realizadas con escasos rudimentos.
Pienso en esto cuando leo y escucho, cada vez con más frecuencia, lo poco que le queda al libro impreso y a los creadores de obras literarias tal como las conocemos desde hace siglos. A esta creencia contribuyen diferentes circunstancias como la enorme oferta audiovisual, los planes de estudio en los que se anulan materias como la filosofía, o el empecinamiento en imponer la formación y el ejercicio de profesiones en lenguas vernáculas que solo hablan un puñado de personas.
Por si eso no basta, la IA —inteligencia artificial— está propiciando la aparición de aplicaciones capaces de escribir solo con pedirle que lo haga sobre un asunto determinado. A lo que hay que sumar el auge de los audiolibros para hacernos más perezosos y, en vez de gozar de la lectura y aprender al mismo tiempo, que simplemente nos coman la oreja.
Aún así, en mi opinión la literatura escrita y quienes a ello se dedican no desaparecerán. Es cierto que el mercado, los avances tecnológicos y el hecho de que cada vez la calidad de lo que se publica es peor, no ayudarán a frenar la tendencia. Una gran mayoría de la oferta literaria, en realidad, no lo es. Son productos impresos en los que presentadoras de la tele, miembros de la farándula, futbolistas o cocineros ponen su nombre y alguien les escribe el resto. A las editoriales les salen los números y eso es todo. Son 300 páginas para regalar en Navidad o un cumpleaños que acaban intactas en una estantería o un cajón.
Esta semana he oído a un periodista en la caja tonta decir que como boomers es la generación que ahora tiene entre 58 y 77 años, pues que todo el mundo será boomer si vive hasta esa edad. Cambié de canal porque la ignorancia es contagiosa, y me encontré para mi regocijo con la alumna que ha quedado primera en su promoción de periodismo de la Complutense. Me recordó con ternura a aquellas verduleras de mi infancia, que a grito pelado emitían frases mal construidas y casi ininteligibles con la intención de vender sus lechugas. Por eso creo, que después de todo, las cosas no cambian ni tanto ni tan rápidamente.
Miguel Ángel:
Totalmente de acuerdo con tu comenrario, muy cierta la situacoón que vivimos en todos esos aspectos. Un abrazo
Gracias, Jorge: Te envío un abrazo a esas tierras malagueñas tan especiales.
M.Angel…..Asi es…!!! Es una pena….
Hoy la gente…no dedica ni un segundo a la Lectura…y..fruto de ello es La Legion’ de incultos….que hay y que encima se atreven a opinar.. de lo que No tienen Ni idea….
y A ello hay que añadir el daño de las redes Sociales!!!!!
dicho de paso…( No las Soporto!!!). Al final Somos una minoria los que tenemos INQUIETUDES!!!!! PERO……
¡¡¡¡¡¡ BENDITA MINORIA!!!!!!GRACIAS por tu Sabio articulo!!!🙏🏽.
Gracias, Rosa. Un abrazo.
Sabía reflexión, amigo mío, que aplaudo y Suscribo. Gracias por compartirla. Un abrazo.
Gracias, Adela; un abrazo.
Hola, Miguel Angel, Jorge y Rosa Martín, tambien comparto vuestras opiniones 💯x💯.
Mientras yo viva, habrá al menos un comprador y un lector de libros en papel.
Lo siento, pero el que quiera que lea sus obras, deben estar publicadas en papel.
Referente a la verdulera de no sé que Universidad, creo que vi un comentario en el Whatss. Pero, como los chismes, no me interesan… a no ser que sean, chistes, ni supe de que iba el asunto. La caja tonta, yo no la veo casi nunca. El concierto de año nuevo, algún documental de Historia, Nat. Geo, o Discovery… y algún… trozo importante de futbol. ¿Qué es importante, en futbol? el gol. pues, como mi esposa es futbolera (solo Real Mallorca y Real Madrid) … cuando grita gol. voy a ver la repe. pero, también me borré de esa m….a. Hace, seis años me jubilé, con 63… y decidí, que quería ser feliz. Me olvidé de política, de fútbol, de caja tonta y de religión, que no de creencia. Y… Eureka!! ¡Soy feliz!!
Bueno compañeros, me he desviado un poco del tema, espero que me perdonèis… Es domingo 🙏🙏.
Estimado, Juan: eres un sabio. Como demuestran tus decisiones las cuales comparto muchas de ellas, y otras las adoptaré con el tiempo.
Un cordial saludo.
Opino, que, como ya va siendo habitual, la tecnologia modifica a mejor lo que ya conocemos, pero, por suerte, siempre hay quien quiere volver a «lo de antes».
Las cámaras analógicas e instantáneas vuelven a estar de moda, y eso conlleva a la venta de carretes, revelados, papel fotográfico. Lo mismo sucede con la música, los vinilos están volviendo a renacer y con ellos los tocadiscos… y así sucede con muchas cosas más.
Hoy en día tienes la opción de vender tu obra en digital, voz o papel y, cada cual elige lo que le plazca y, si algún día ocurriese, siempre habrá quien pondrá de moda leer en papel otra vez, por eso opino que el libro nunca desaparecerá.
Así es y ha sido durante siglos, Josep. Te agradezco tu lectura y comentario.
Un saludo
Estimado Miguel Ángel. Saludo especial desde las hermosas tierras cafeteras de Colombia que tanto me fascinan. Fui docente universitaria por 34 años, defensora de la presencialidad… Ese acto de aprender y enseñar frente a frente, no tiene sin igual. El exceso de tecnología, de virtualudad, de inteligencia artificial, podrían terminar acabando con la originalidad y la creatividad. Lástima porque es una realidad que no podemos cambiar. Sin embargo, prefiero el libro en papel!!!
Coincido, estimada Cecilia. Y trabajaremos por ello.
Magnífico Miguel Ángel, afortunadamente la inteligencia artificial solo copia lo que otros grandes han escrito, pero recordar la situación actual de la cultura y la lectura coló la que has expuesto solo sale de los humanos. Por ahora.
Pepe, eso lo tenía en mente pero el artículo tiene una extensión limitada. Te agradezco el apunte.
Muchas gracias.